Propósito editorial

ManyFob un cuaderno digital para compilar toda publicación sobre Manías y Fobias. También algunos trastornos y síndromes. Es investigativo, educativo y consultivo. Cada tema respeta créditos bibliográficos citando fuentes originales consultadas. Es todo usuario y sin fines de lucro. Todas las publicaciones son meramente informativas, por tanto, su uso posterior por los lectores y consecuencias derivadas, va por su responsabilidad. Sin licencia para hacer diagnósticos ni recomendar tratamientos ni nedicamentos / Angel Paz

lunes, 3 de marzo de 2025

La autofobia (miedo a quedarse solo)

Mujer de tercera edad con autofobia

Todos lo hemos experimentado alguna vez en algún trámite de nuestra vida, y, ... debemos admitirlo con toda la honestidad del caso: el miedo a quedarse solo o sola puede ser algo angustiante.

Sobre todo, es algo que sentimos cuando ha habido un cambio grande en nuestra vida: nos ha dejado nuestra pareja, nos hemos mudado a otro lugar, tenemos una discusión en el grupo de amistades, estamos solteros/as y nuestro entorno se empareja o tiene familia y deja de poder quedar tanto como antes, fallece alguien de la familia (y tenemos pocos familiares),…

A muchos de nosotros, la sola idea de vernos en el futuro sin gente a nuestro alrededor, nos pone los pelos de puntas y se nos hace un nudo en el estómago.

¿Es normal tener miedo a quedarse solo? ¿Cómo podemos eliminarlo?

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Conceptualizando la autofobia

La autofobia es el miedo a quedarse solo (“miedo a uno mismo”), a la soledad y al abandono; y aparece ante la creencia de no verse capaz de realizar actividades que impliquen la soledad, estar solo/a sin la compañía de alguien. Sin embargo, va mucho más allá del ámbito emocional, ya que también llega al ámbito físico.

En general se trata de una fobia característica al aislamiento, es decir, la persona teme estar sola o aislada.

En este sentido, las personas con autofobia temen ser ignoradas, abandonadas o no tener ningún contacto humano. Sin embargo, aunque sus características iniciales parecen comunes, sólo un diagnóstico especializado puede identificar la presencia de esta fobia.

Por otro lado, este miedo es común en personas que sufren ansiedad y/o depresión y es común en muchas personas de la tercera edad, especialmente ya cuando están en condición económicamente cesantes. Además, las personas diagnosticadas con trastorno límite de la personalidad también pueden presentar esta fobia.

Hablaríamos de un miedo excesivo, incluso paralizante, que afecta a nuestro día a día, cuando nos centramos en la idea de quedarnos sin la gente de nuestro entorno o no sentirnos queridos por ellos y seamos abandonados.

Es posible que no haya indicios de ello, pero la simple idea de verse en esa situación, hace que el miedo paralizante aparezca y la ansiedad consecuente crezca.

Para los seres humanos nos es natural el contacto social, por simple supervivencia, en el más primitivo de los supuestos. Ya lo dijo Aristóteles: el ser humano es un ser social por naturaleza; y es que las personas hemos aprendido que viviendo en comunidad tendremos más probabilidades de supervivencia que hacerlo solos.

Además, por supuesto, convivir con otros nos nutre, nos enriquece, ayuda en nuestro crecimiento personal y autoestima y fomenta nuestro bienestar.

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Origen y causas de la autofobia

En general, la autofobia está relacionada con el miedo al abandono y a la soledad. Por lo tanto, no está directamente relacionado con estar solo, sino más bien con el sentimiento de sentirse ignorado o abandonado. En este sentido, el propio sentimiento de exclusión o aislamiento puede desencadenar los síntomas comunes de esta fobia.

Además, la autofobia puede identificarse en personas que sufren episodios traumáticos de abandono. En otras palabras, los niños que han sido abandonados por sus padres, las personas involucradas en accidentes graves y similares, a menudo tienen un miedo crónico a la soledad.

Sin embargo, este miedo al abandono puede ir más allá de lo físico y lo emocional. Todavía hay personas que temen perder todas sus posesiones materiales o quedar en quiebra. Así, la autofobia puede estar relacionada con problemas financieros o con el miedo a un cambio importante en el estilo de vida.

Al final, el cerebro interpreta la pérdida como un gran riesgo. Como consecuencia de estos traumas se desarrolla la autofobia y una especie de mecanismo de defensa. En otras palabras, debido a que el cuerpo identifica el abandono como un peligro, el miedo surge como advertencia contra esta posibilidad.

Por lo tanto, esta fobia puede manifestarse tanto en niños como en adultos. Sin embargo, los síntomas varían en cada caso.

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Síntomas de la autofobia

Como hemos comentado, todos hemos podido sufrir en alguna etapa de nuestra vida el miedo quedarse solo, pero ¿cómo saber si debemos poner remedio a este temor?

Una persona que padezca de miedo a quedarse solo, padecerá los siguientes síntomas:

A nivel cognitivo (pensamientos): tener ideas irracionales de que va a pasarlo muy mal si se queda solo/a y/o la anticipación constante de este tipo de ideas. También imaginar las peores situaciones en las que sufre excesivamente por estar solo/a, creencias de que no va a encontrar a alguien que le ame, sensación constante de alerta,…

A nivel físico: aquellos propios de la ansiedad.

A nivel conductual: este punto es el más extenso, por lo que lo enumeraremos con más detalle.

  • Evitar situaciones en las que se vaya a quedar solo/a.
  • Buscar siempre de compañía para realizar actividades (hasta lo más cotidiano; depende de la gravedad).
  • Llenar su tiempo de eventos con más gente.
  • No atreverse a comenzar una actividad solo/a.
  • Buscar la aceptación social a toda costa y sentirse integrado/a en un grupo.
  • Estar enganchado/a a las redes sociales.
  • Aparentar para ser aceptado por otros (lo que llamamos “falsa autoestima”).
  • Encadenar relaciones (que no nos hacen felices) y no poder verse soltero/a.
  • Buscaremos desesperadamente pareja y/o crear familia.

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Consecuencias de la autofobia

Este miedo puede llevarnos a consecuencias nocivas para nuestra salud mental y física.

La principal consecuencia es que nos esforzaremos en demasía por mantener vínculos (de amistad, familiares o de pareja) aunque no nos convengan y no nos hagan felices. Estos vínculos seguramente serán superficiales (y no nos importará) y cuantos más mejor, sin profundizar en ellos. Es más, es posible que hasta nos tachen de agobiantes y/o pesados/as por estar siempre encima de ellos buscando planes y contacto.

Además, buscaremos siempre a alguien para hacer algo, por lo que, si no encontramos compañía, evitaremos realizar la actividad y cederemos muchas veces ante cosas que no queramos hacer (y otros sí) incluso aunque vaya en contra de nuestros principios.

Esto también puede hacer que perdamos oportunidades a todos los niveles, por ese miedo a quedarse solo.

Otra consecuencia relevante es que viviremos con continua ansiedad, que puede llegar a afectarnos gravemente.

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Soluciones de la autofobia

Llegados a aquí, ¿qué podemos hacer para dejar de tener miedo a quedarse solo? Te doy unas cuantas recomendaciones para que puedas minimizarlo e, incluso, eliminarlo.

  • Comprende tu miedo. Hazte preguntas sobre por qué lo sientes. Me he encontrado muchas veces con gente que le tiene miedo a algo, pero no sabe por qué, sino que es algo que dan por hecho, que es así y ya. Indaga los motivos que te han llevado hasta este punto, para poder poner soluciones. No por ocultarlo y negarnos a pensar en ello, va a dejar de existir.
  • Aceptar que ese miedo existe y hay que convivir con él (lo mejor posible). Esto implica saber que existe ese temor, pero quitarle toda la importancia posible, pues nos estamos adelantando a un supuesto que puede que no llegue nunca. Debemos dejar de culparnos por sentir miedo, pues es una emoción necesaria para advertirnos de peligros. Lo que no debemos dejar es que nos bloquee y domine hasta actuar desde él.
  • Concédete estar “incómodo/a” contigo mismo/a (luego esto cambiará). Muchas veces evitamos tanto pasar tiempo solos que no nos permitimos probarlo. Al principio, ya que hemos relacionado la circunstancia con sufrimiento, lo viviremos con algo de angustia. Contra más nos expongamos a ello, nos daremos cuenta de que no es tan terrible.
  • Oblígate a hacer cosas solo/a, aunque puedas hacerlo con gente. Esto te empoderará y te demostrará que puedes hacerlo. También te obligará a que tengas que hacer uso de tus recursos. Esto es PRIMORDIAL para tu crecimiento personal.
  • Adopta a una mascota. Algo que puedes hacer es, además de todo esto que te estoy contando (no vale escoger esta opción como única), es adoptar una mascota que te haga compañía. Además que también podrías beneficiar a ese animal que necesita ser adoptado dándole un hogar. Tener mascota también nos ayuda a tener responsabilidades y a darnos cuenta de que podemos cuidar de otros nosotros solos.
  • Ve la soledad como algo positivo, un momento para ti, para hacer cosas que te apetezcan o se requiera que hagas.
  • Disfruta de los momentos sociales y de los individuales por igual. No los compares, son diferentes y, por ello, no se pueden equiparar. Hay tiempo y planes para todo.
  • Valora el tipo de vínculos que te hacen bien y haz “limpieza” de personas que no te ayuden con tu bienestar. Aquellas personas que no contribuyan a tu vida, quizá no te hacen bien y es mejor que tomes algo de distancia.
  • Busca ayuda profesional. Si el miedo a quedarse solo está dominando tu vida, es el momento de poner soluciones. Ponte en manos de un/a psicólogo/a titulado/a que te acompañe en este proceso y te enseñe a pensar de una forma más beneficiosa para ti. No te mereces pasarlo mal constantemente.

Es imprescindible aprender a convivir con uno/a mismo/a porque somos la persona con quien más tiempo vamos a compartir en nuestra vida: siempre nos vamos a tener. Por ello, pongamos soluciones ya para empezar a disfrutar de nuestro presente, de nuestros planes en solitario, de los eventos sociales,… de todo.

 
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Créditos bibliográficos

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